Construido en 1788 y al decir de un historiador "su vista exterior, con sus dos pisos circulares y uno interior independiente que sobresale a manera de torre, nos da la idea de tan ingeniosa construcción". Maravilla de su época, en que los nichos para las palomas se formaron con cuatro grandes ladrillos superpuesto como pilares y dos atravesados, que servían de techo y piso al nido superior, hasta llegar a la altura de la cornisa. El edificio, raro y hermoso, produce la idea de una fortaleza circular. Allí anidaron y anidan millares de palomas. Don DIEGO DE CASEROS lo construyó de tal magnitud, porque la tenencia de palomas daba en esa época, una posición especial, según la cantidad que se poseía, demostrando la posición económica de su dueño.
En esos tiempos era distinguido invitar a miembros de la sociedad argentina a conocer pichones de palomas. Así, en aquel entonces, el Palomar se constituyó en uno de los paseos preferidos de Buenos Aires
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